LECCIONES AFECTIVAS DE PAREJA (#1) LAS PAREJAS CHATARRA

En Estados Unidos la obesidad mórbida es un problema de Salud Publica. Los enlatados televisivos gringos suelen mostrarnos una imagen que es indicadora de esa realidad: niños y adultos obesos sentados frente a un televisor, consumiendo comida chatarra; pizza, hamburguesa, perros calientes, y todo un menú rápido y al instante como la Sociedad Norteamericana.

En Colombia, poco a poco esa cultura chatarra  se está apoderando de nuestros cuerpos y nuestras mentes. Los McDonalds proliferan, los hijos de madres permisivas le exigen a sus progenitoras su dosis semanal de hamburguesa y malteada. Madres que de forma complaciente alivian sus culpas por no poder (¿querer?) satisfacer a cabalidad las Necesidades Psicológicas de sus hijos. Es decir, por no poder Compartirse con ellos. No les queda tiempo. Cuando no es el trabajo el que apremia, son sus vicisitudes de pareja. Sus propias carencias afectivas, que en no pocas ocasiones buscan satisfacer con parejas chatarra.

Esta noción de parejas chatarra llegó a mi conciencia en plena acción. Ahora comprendo a Richard Sennet cuando argumenta que “hacer es pensar”.[1] Estábamos con la Mincha en una sesión de trabajo, y al frente del parque donde conversábamos con la persona que en ese momento orientábamos, había un local de una famosa marca de hamburguesas. De repente, para poder explicarle nuestra tipología de pareja, hice la conexión entre las Parejas Biológicas y la comida chatarra. Este artículo es la continuación de ese ejercicio, lo escribo para esa persona y de paso compartirlo con aquellos que siguen este espacio dedicado a la Formación Afectiva.

De todos es sabido que una comida chatarra es una comida rápida. Su propósito es satisfacer urgentemente una necesidad. Es muy poco nutritiva, aunque engañosamente efectiva para calmar el hambre del momento. Y si bien es cierto logra su objetivo, no se necesita ser un experto para deducir lo que le puede suceder a nuestro organismo si lo alimentamos a punta de perros calientes, hamburguesas, gaseosas de la “felicidad” y demás soluciones rápidas, que consumidas en exceso, tarde o temprano le pasan la cuenta de cobro a un cuerpo que no está adaptado para procesar adecuadamente esa clase de “alimentos”; que producen tanto placer al consumirlos pero que al mismo tiempo traen consigo un alto poder adictivo. Tanto que nos olvidamos de la importancia de comer sano y hasta hacemos oídos sordos de las recomendaciones para comer bien.

Pues bien, igual ocurre con las relaciones de pareja. Éstas, al igual que la comida, satisfacen una necesidad. Son una fuente de Alimento Afectivo. Y en la adultez, resulta ser el alimento más determinante en la dieta afectiva del individuo. Por eso su carencia o déficit, es el origen de tantos Malestares Afectivos. Los cuales, de no ser atendidos, pueden desencadenar los Desequilibrios Afectivos que le complican la existencia a tantos hombres y mujeres hambrientos de afecto.

Asi las cosas, cuando el Hambre Afectiva ataca, cuando no se ha aprendido a administrar la vida, no se hace un uso creativo de la soledad y cuando no se vive una Vida Creativa que nos nutra afectivamente; satisfacer esta necesidad con una pareja chatarra se va convirtiendo en un peligroso habito.

Las parejas chatarra son aquellas que solo satisfacen Necesidades Biológicas. Técnicamente hablando, cuando una nueva pareja llega a nuestras vidas, el cerebro recompensa esa conquista. Inmediatamente activa la producción de neurotransmisores como la dopamina y la norepinefrina, sustancias que llevan al individuo a experimentar una sensación de “bienestar”. Es casi como una enfermedad cuyos síntomas son la aceleración cardiaca, el aumento de la tensión, la sudoración en las manos, las cosquillas en el estomago, el pensamiento intrusivo (pensar en el otro en todo momento y lugar), la atención sostenida en el objeto del deseo, entre otros síntomas que le hacen creer al personaje que está “enamorado.”

Todos los anteriores síntomas, mas el coctel de la dopamina y la norepinefrina, activan la producción hormonal de testosterona y progesterona, cuya misión es aumentar la libido y conducir al organismo al siguiente nivel: el apareamiento. Una pareja chatarra entonces, satisface una Necesidad Biológica: el sexo.

Sentimos placer cuando comemos (así sea comida chatarra), o cuando estamos con una persona de sexo opuesto[2] (así sea una pareja chatarra) porque la especie no sobreviviría si no buscásemos comida y relación sexual.[3]

El problema con las parejas chatarra, al igual que con la comida chatarra, es que son muy poco nutritivas y en cambio si son supremamente perjudiciales para salud física y afectiva. Las parejas y la comida chatarra tienen un tentador aspecto, aparentemente son deliciosas. O ¿quién no salivaría frente a una gigantesca hamburguesa, un “sabroso” perro caliente, una “exquisita” pizza, unas crujientes papitas fritas, una “irresistible” malteada? Y ¿y quién no se ilusionaría frente a los cortejos de un hombre encantador, amable, buen conversador, con sentido del humor, “generoso”, simpático, que te habla al oído, te consciente, te mima, te atiende, te lleva y te trae, te promete el cielo y la tierra, e incluso te llega a decir que eres lo más importante de su vida? O ¿una mujer seductora, encantadora, generosa en sus manifestaciones de afecto, que apenas conoces y ya está a tu disposición?

No todos caen en esas tentaciones, pero los que lo hacen, terminan pagando un precio bastante alto. Una pareja chatarra es un lobo con piel de oveja. Cuando ya se ha cansado de ti, cuando consigue otra mejor proveedora (o proveedor), cuando ya no le representas un desafío, sino que por el contrario, le aburres; no dudará en marcharse, en sacar excusas para alejarse. ¿Y tu cómo vas a quedar?

Con desilusión, amargura, congoja, enojo. Con una dolorosa sensación de haber sido utilizado. Y si no tomas conciencia de lo nocivo que es esto para tu Salud Afectiva; entonces vas a adoptar una salida fácil y rápida como las comidas chatarra. Buscaras otro clavo porque creerás ingenuamente que un “clavo saca otro clavo”, repetirás la historia una y otra vez, te negaras a buscar orientación porque no reconocerás tu Malestar Afectivo. Mientras tanto, se acumulará tu soledad, de hecho, si te descuidas la depresión te llegará. De modo que si no te prestas atención, la ansiedad te atrapará y para calmarla, el cigarrillo, el alcohol, la promiscuidad y otras vías de escape te acecharán.

¿Qué salida queda entonces? Si acabaste de salir de una relación de pareja chatarra, permíteme recomendarte que hagas un alto en el camino. Tomate un tiempo para reflexionar, revisar tu vida, evitar que este Malestar Afectivo haga metástasis y termine afectando tus demás Escenarios de Interacción Vital, especialmente tu Trabajo y tu Familia.

Después hacer este alto en el camino, la tarea es salirte de ese círculo vicioso. Aprender lo que debes aprehender para atraer a tu vida a una Pareja Psicológica. Este tipo de pareja es alguien que está realmente interesado en tu Bienestar, en tu Felicidad, en satisfacer no solamente tus necesidades biológicas, sino en ser una grata compañía para ti. Y si resultan compartiendo afinidades, sueños y proyectos vitales, pues evolucionaran hacia una relación de Pareja Sociológica.

Pero no agotemos el tema en una sola entrega. Todavía hay mucha tela por cortar. Esta tipología es uno de los ladrillos de nuestro modelo de parejas y también, enseñanza clave del Oficio de Parejas Formativas.

Si sientes que te llegó la hora de hacer un alto en el camino y crees que necesitas una orientación en esta dimensión de tu vida, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Esa es justamente una de nuestras pasiones: Orientar hombres y mujeres que hayan perdido su rumbo en su Vida de Pareja.

De igual manera, si tu vida de pareja es estable y por lo tanto es una nutritiva fuente de Felicidad, permíteme informarte que puedes hacer de esa bella realidad vital una buena oportunidad para ayudar a otras parejas y de paso, generar ingresos con ello. ¿Cómo? Aprendiendo el Arte de la Formación Afectiva, y preparándote para desempeñar el Oficio de las Parejas Formativas en nuestra Escuela de Artes y Oficios Formativos. 

Somos una Pareja Formativa, y estamos en capacidad de Orientar y Formar a otras parejas. ¿Te le mides?

 


[1] Richard Sennet “el artesano” Editorial Anagrama. 2009.

[2] O del mismo sexo en caso de que su orientación sea homosexual. La otra posibilidad natural, aunque marginal, de emparejamiento.

[3] Mihaly Csikszentmihalyi “Aprender a Fluir” Editorial Kairos. 1997. (aquí lo puedes bajar en PDF)

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